PEDRO PABLO HERNÁNDEZ COPÉ// Artista Callejero

"¡Quiero volver a mi casa,
pero quiero volver bien!"​​​​​​​
"Llevo más de 10 años concentrando en la calle, 12 o 14. Estoy hecho polvo, paso hambre, paso frío, paso con la vida, pero creo que esto me va a ayudar y mucho." 
"Me veo muy muy privilegiado dentro de la gente que está en la calle, puedo buscarme la vida, hay personas que no saben hacer algo que puedan ofrecerle a la gente." 

Pedro Pablo retocando su último dibujo con un corrector. //FOTO: CARLOS SOLIS // 

Son cerca de las diez y se oye el típico ruido de las tascas en el fondo, frente a la Universidad de la Merced, ahí entre un bar y otro, en el frío de la noche encontramos a Pedro Pablo, en su lugar de costumbre, sentado en la acera. Con sus piernas cruzadas y su mano izquierda sosteniendo el papel y en su derecha con un boli retocando su último dibujo. “Alguna vez me lo he cargado” dice sonriendo “lo he terminado ya, y a lo mejor a caído una gotita de saliva o algo que no me he dado cuenta, paso la goma y RACAA” mientras simula el romper de una hoja con sus manos “!Perdido el boceto! Que a lo mejor fue un día de trabajo entero, y eso duele, duele mucho” dice con una mirada sincera. 
“Yo me llamo Pedro Pablo Hernández Copé” mientras exagera la pronunciación en la e “cómo la cadena COPE, pero con tilde en la e, me duele la boca de repetirlo, la cantidad de veces que habré dicho Copé”. Nacido en 1966, aquí mismo en la región, en un pueblo llamado Librilla, a unos 30 km de la ciudad de Murcia. ”Fui un crío sano y feliz, con veranos muy largos, acompañados de paseos en bicicleta y días de piscina” así describe Pedro Pablo su niñez a pesar de haber vivido la muerte de su padre con tan solo 6 años de edad. “La verdad es que tuve una buena infancia a pesar de la muerte de mi padre, mi madre supo llevarnos relativamente bien” añade con una sonrisa en la cara.
 Tras la muerte de su padre, su familia se movió a Murcia, mientras tanto el continuo asistiendo a su mismo colegio, el cual estaba situado en Alcantarilla. “Yo tenía 9 años, era un renacuajo y al cambiar de ciudad y venirme acá, no conocía a nadie, y el colegio no lo tenía aquí, cuando salía no tenía nada que hacer. Entonces me ponía a dibujar, me acuerdo que tuve uno de esos escritorios con luz articulado y tal, con cajones, material de dibujo…, me ponía a dibujar y me gustaba, me gustaba tanto que luego en el colegio sacaba sobresaliente en dibujo” desvelando cómo nace su pasión por el dibujo, esa habilidad que lo caracteriza hoy en día, “y bueno ya me fui a!cionando y cuando tenía 19 años, fue mi madre que me lo dijo ‘porque no entras en una escuela de arte que se te da bien el dibujo’ y le hice caso y entre.” Cruzó cinco primaveras en la escuela de Artes y O!cios Artísticos de la ciudad de Murcia. Con!esa que durante sus años de estudiante aprendió mucho, no solo de dibujo y diseño, sino igual de la vida en general. “de las personas, me moví mu-cho, entornos distintos, viajes múltiples a exposiciones y eventos, una experiencia muy enriquecedora”
Dibujo de la Catedral de Murcia realizado con bolígrafo. //FOTO: CARLOS SOLIS //
P.–¿Cuánto te demoras en hacer un dibujo? 
R.–Este me ha llevado basta, este me ha llevado bastante porque me he quedado sin tinta y he tenido yo que salir a buscar tinta, y me he tardado como una hora y media buscando tinta. Pues he empezado alrededor de las 1:30 de la tarde. 
P.–¿Por qué pintas tanto la Catedral? 
R.–“La incluyó en casi todo, hago el fondo del mar y la incluyo,” responde mientras se ríe sutilmente, ”si para que esté en todos sitios” pausa por un breve segundo y dice, “me gusta, me gusta, es un símbolo para mí, me dice…. Me dice mucho. La empecé a dibujar hace más de veinte años que la estoy haciendo y la voy cambiando y la voy haciendo mejor, creo. Empece porque me gustaba, y empecé hacer boceto, tras boceto y boceto, habré hecho ya cálculo por encima perfecta-mente unos 15,000 o 20,000 quizá más” 
P.–¿Qué haces con tus dibujos? 
R.–“Pues Las suelo vender, regalarlas o venderlas, sobre todo venderlas porque tengo que vivir, y algunas, pues las regalo, antes a la familia y tal le regalaba algunas”, hace una pequeña pausa mira hacia el suelo y dice “pero hace ya tiempo que no los veo…” y me mira a los ojos y sonríe. 
P.–¿Cuánto cobras por dibujo? 
R.–No yo pido la voluntad es decir, a mí es muy dispar, hay gente que me ha llegado a dar 300 euros y gente que me ha dado uno, haz de cuenta la diferencia tan enorme. Pero si tuviéramos que decir una media no lose, hay gente que me da 10, hay gente que me da 5. Es que es exageradamente dispar, no se puede sacar una media. 
También es muy diferente los dibujos tanto el tamaño como el tipo de papel, todo varía.Suelo dibujar en formatos más bien pequeños, pero es por comodidad porque cómo lo hago en la calle, la gente se lo tiene que llevar, y no puede llevarse una pancarta. 

LA VIDA SOBRE UN CARTÓN ROTO 
“Anoche he pasado un frío que te cagas y luego, al levantarse, la odisea de siempre, búscate la vida.” Así nos retrata su día a día en las calles de Murcia. "Quien quiere estar como yo en calle tirado, con los pantalones llenos de mierda, que los llevo dos semanas, pasando frío, pasando hambre, teniendo que pedir muchas veces.” Nos amplía sobre la di!cultad que existe a la hora de tratar de vender su arte, pre- !ere no ofrecerlo de persona en persona y toma una estrategia de venta menos intrusiva. “Entrándole a la gente de manera incómoda, porque quien me ve dibujar y se para, le interesa, me pregunta si lo ven-do y lo compra.” Y agrega que la parte más difícil de su proceso creativo no es pintar, ni los materiales. “Hay veces que termino y digo ahora llega lo difícil ‘venderlo’.” 
Revela un poco más de lo que es vivir en esta situación “No puedes llevar peso y no puedes tener cosas de valor porque las pierdas, hay gente mala. No puede ver nada todo lo que ven, te lo quitan, te das la vuelta y te lo quitan. La gente que está en la calle es la que más te roba, sabiendo que te van a joder a tope y es la que más te roba, son los peores” pausa y rea!rma “o somos los peores”. Le pregunté '¿No tenés algún camarada o amigo?' “No en la calle no, eso no existe, siempre hay preferencias, hay con quien hablas y luego hay personas con las que ni siquiera se puede hablar.” Con una mirada profunda concluye “La calle es la guerra, aquí es sálvese quien pueda!” 

¿Hace cuanto no ves a tu familia? 
"Pero es que no quiero, no quiero…" 
"Hace dos años, no sabría decirte exactamente, pero si hombre, siempre se extraña, ¿no? Pero no lo entiendo, tampoco yo he dado el paso de llamar-los, pero es que no quiero, no quiero… Porque lo deberían de haber hecho ellos. Ellos saben que estoy en una situación complicada y deberían de haberlo hecho ellos, veo que no lo hacen al !nal, siempre soy yo el que me bajo los pantalones. No hay manera si una persona intenta hablar… Yo con mi madre no puedo hablar, acabo peleando. Chocamos, de frente y estamos bien, pero ya dice una palabra de más y ya sobra y empieza la crítica por el otro lado y al !nal discusión. Y no sé cómo evitarlo, porque lo intento… Lo intento, pero siempre choco, siempre choco." Mientras enciende su cigarro, ”y aparte que siempre te ven como un niño, no te ven como una persona adulta, te ven como cuando tenías seis años, y te siguen viento igual,” se agarra la barba y sigue “aunque lleve una barba así y vaya topo chepado."

Según el Ayuntamiento de Murcia, al menos 600 personas viven en situación de calle en el municipio.  
Pedro Pablo expresa que esta transición fue gradual, un día al no tener trabajo decidió salir a ver si podía vender algo de sus dibujos. “Salí a ganar un dinerillo, me fui a la zona de la catedral, vendí algo y llegué con 40 euros a mi casa, en !n poco a poco y ya se fue convirtiendo en un trabajo.” Tanto conocidos cómo, desconocidos, empezaron a encargarle trabajos y pinturas, dependiendo aún del apoyo de sus familiares. “Si no tenía algo, sé lo pedía a mi madre o a mi hermano” Antes de concluir le pregunté '¿Qué consejo le darías al mundo?' “Si una persona tiene alguna duda de existencial, de su familia, de sus amigos o algo que no te deja tranquilo, algo que tienes que solucionarlo, pero no te atreves. Yo le aconsejo que se tire a la calle un par de días, que lo pase mal, que sepa lo que es pasar hambre frío y saber apreciar lo que puedes tener.” Si te lo cruzas en alguna ocasión por las calles de Murcia, no dudes en saludar-lo, es una persona muy amena de platicar con y trae una muy buena actitud. 
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